MICROBIOTA  Es habitual referirse a la microbiota gastrointestinal normal como el conjunto de las especies de microorganismos que colonizan el tracto gastrointestinal de individuos sanos. Se estima que su actividad metabólica es aproximadamente 100 veces más elevada que la del hígado humano.

Por otra parte, es necesario resaltar que la mayor parte de estos microorganismos son residentes del intestino, ya que en el estómago, por su estructura y características fisiológicas (pH muy ácido), el número y complejidad de esta microbiota está muy disminuido.

La composición de esta microbiota dependerá de diferentes factores. Algunos son intrínsecos, como las características genéticas del individuo o el estado de desarrollo, y otros extrínsecos, como la exposición a fármacos (fundamentalmente antibióticos), la dieta o el estilo de vida (nivel de actividad física, etc.).

El proceso de colonización del tracto gastrointestinal comienza inmediatamente después del nacimiento, ya que los recién nacidos presentan un tracto gastrointestinal estéril. Al principio, la microbiota es muy poco diversa a la vez que inestable, evolucionando hacia una situación más estable, similar a la de un adulto, entre los 2 y los 4 primeros años de vida, en cuya composición final también intervendrán factores ambientales.

Durante las primeras semanas de vida, Enterobacterias, Estreptococos, Enterococos y Estafilococos ya están presentes en el intestino del niño, mientras que anaerobios, como Bifidobacterias, Lactobacilos y distintas especies de Bacteroides todavía no han aparecido.

Posteriormente, el consumo gradual de oxígeno en el intestino por los microorganismos aeróbicos crea las condiciones adecuadas para el establecimiento de las bacterias anaerobias. La lactancia es un factor importante en la determinación de la microbiota neonatal de tal manera que se han observado diferencias entre individuos alimentados con lactancia natural y con fórmulas comerciales. Se ha observado una predominancia de Bifidobacterias entre los primeros mientras que en el segundo grupo, además de estas también se han detectado en cantidades significativas otras especies como Enterobacterias, Enterococos, Lactobacilos y especies de Bacteroides.

La microbiota del tracto gastrointestinal comienza en la boca, donde se ha estimado un número de células viables de 108 – 1010 unidades formadoras de colonias (CFU) de bacterias por gramo de saliva. Como resultado del reflejo de tragar, estas bacterias son continuamente transferidas al resto del tracto gastrointestinal.  En el estómago, el número de bacterias se reduce dramáticamente (aproximadamente 108 CFU por gramo de jugo gástrico), duodeno y yeyuno (108 CFU por gramo de contenido). Esta cifra se vuelve a incrementar de nuevo en el íleon y el colon (aproximadamente 1010 – 1012 CFU por gramo de contenido, respectivamente).

En cualquier caso, es necesario resaltar que las proporciones entre estos microorganismos dependen en gran medida de la localización dentro del intestino, así como del origen étnico de hospedador. Por ejemplo, Firmicutes y Bacteriodetes son más abundantes en el intestino grueso, mientras que en el yeyuno predomina el filo Proteobacteria.

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