Aspectos previos a la concepción desde el punto de vista nutricional

La concepción tiene como objetivo la creación de un nuevo ser. Tras la unión de las células germinales se origina el embrión, a partir del que se formarán las estructuras básicas de los órganos y genéticamente se habrá establecido el plan general para el crecimiento y desarrollo de este. El mejor camino para conseguir una fecundación exitosa es mediante el establecimiento de un estado óptimo de salud y nutrición antes de la concepción.

El tiempo que rodea el momento de la concepción se denomina periodo periconcepcional. Es un momento delicado, crítico podríamos decir, ya que existen una serie de factores que pueden tener una gran influencia en la concepción y posteriormente en la gestación, crecimiento y desarrollo del feto e incluso en la futura salud del individuo.

Aunque no hay acuerdo sobre la duración del periodo periconcepcional, hay quien lo considera desde un mes antes de la concepción hasta tres meses después de la misma y otros desde tres meses antes, hasta un mes después de la concepción.

Lo que sí es cierto es que la mayor parte del citado periodo ocurrirá antes de que la mujer perciba que está en estado y, lógicamente, antes de que comiencen los cuidados prenatales.

Tenemos que tener en cuenta que, a partir de la fecundación, el nuevo ser inicia su desarrollo de forma inmediata y es posible que puedan darse modificaciones en el funcionamiento de los genes en el embrión a través de, por ejemplo, metilaciones del ADN que pudieran afectar al crecimiento, desarrollo y al riesgo de padecer enfermedades a futuro.

Uno de los factores que pueden condicionar el funcionamiento de los genes es el estado nutricional de los padres, y no solo porque facilite o dificulte la fecundación como veremos más adelante, sino que también puede afectar al desarrollo fetal e incluso a la salud del individuo en su vida.

Para que todos los procesos puedan iniciarse es necesario que las células germinales —femenina y masculina—, se unan en el acto de la fecundación. Este es el hecho capital, y para que todo se desarrolle de una manera óptima deberían darse unas condiciones idóneas.

Se denomina fertilidad a la capacidad para engendrar y gestar un hijo. Según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) [1] en España se estima que casi un 15 % de las parejas en edad reproductiva tienen problemas de esterilidad y existen cerca de un millón de demandantes de asistencia reproductiva. Parece que los datos epidemiológicos indican un aumento de los problemas de fertilidad, posiblemente derivado de diferentes factores que van desde lo fisiológico hasta lo ambiental.

Al parecer, estos datos no serían únicos de España; en el resto de países industrializados los números no reflejan algo diferente. A las parejas que no logran concebir un hijo tras intentarlo, por supuesto sin uso de métodos anticonceptivos durante un año, se les considera infecundos.

Los expertos en fertilidad han venido indicando que una serie de acciones por parte de parejas que quieren concebir facilitaría el objetivo; entre otras, mantener una vida sana y equilibrada, y desde luego, para ello es absolutamente necesario poner atención a la nutrición de aquellas parejas que desean la paternidad.

No vamos a entrar en valorar cuestiones referentes a fertilidad distintas a las relacionadas con el estado nutricional de los componentes de la pareja, pero sí debemos hacer una reflexión sobre el problema ya que todos conocemos parejas con dificultades para procrear y además supone a largo plazo un problema social, ya que incide directamente en la natalidad y por supuesto en el envejecimiento de la población con todos sus inconvenientes.

Hay que destacar que los servicios públicos de salud de las naciones desarrolladas han considerado el problema de la baja fertilidad como un objetivo de salud a mejorar, entienden que mejorar el peso, la dieta y en general, el estilo de vida [3] debe favorecer la fecundidad y se han ideado algunas recomendaciones que tienen por misión mejorar la nutrición de las parejas en situación previa a la concepción entre las que podemos citar:

Incrementar la proporción de mujeres con peso saludable previo al embarazo.

Concienciar las mujeres en edad reproductiva para que ingieran al menos 400 μg de ácido fólico proveniente de alimentos o suplementos dietéticos.

Disminuir en número de mujeres que ingieren alcohol regularmente antes del embarazo.

Reducir en las mujeres estados de deficiencia de hierro previas al embarazo

Comentarios (0)

No hay comentarios en este momento.
Producto añadido a lista de deseos

Tu configuración de cookies
Esta tienda te pide que aceptes cookies para fines de rendimiento, redes sociales y publicidad. Las redes sociales y las cookies publicitarias de terceros se utilizan para ofrecerte funciones de redes sociales y anuncios personalizados. ¿Aceptas estas cookies y el procesamiento de datos personales involucrados?