Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo con respecto a ciertos valores estandarizados. Los National Institutes of Health de Estados Unidos reconocen esta condición como una enfermedad crónica desde el año 1998, pero cada día se conocen más datos y dinámicas que ponen en tela de juicio los conocimientos sobre el exceso de peso. La obesidad y la nutrigenética están ampliamente correlacionadas y no se puede entender una sin la otra.

 

¿Hasta qué punto el peso se puede explicar solo por los hábitos? ¿Por qué algunas personas comen cantidades considerables de alimento y engordan “menos” que otras? ¿Es más probable ser obeso si un familiar también lo es? El estudio de los genes da respuestas a estas cuestiones y otras muchas. Compruébalo en las siguientes líneas.

¿Qué es la nutrigenética y cómo nos influye?

Es de sobra conocido que no todos respondemos de la misma manera a la ingesta de alimentos. Los requerimientos nutricionales varían entre personas según diversos parámetros: diferencias en el tamaño corporal, sexo biológico, edad, actividad física y más. De todas formas, si se homogeneizan todas estas características propias “externas”, hay dinámicas residuales con la dieta que solo se pueden explicar por la genética. 

La nutrigenética toma esta idea como uno de sus pilares centrales y estudia cómo las distintas variantes de los genes influyen en la respuesta a la dieta, el metabolismo de los nutrientes y las enfermedades asociadas a la nutrición. El objetivo de esta disciplina de la genética es poder prevenir y tratar a las personas de modo individualizado según su mapa genético.

La obesidad y la nutrigenética

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad es una enfermedad crónica, caracterizada por el aumento de la grasa corporal, asociada a mayor riesgo para la salud. Desde el año 1975, esta condición se ha triplicado en todo el mundo y reporta cifras cada vez más alarmantes. Sin ir más lejos, en el 2016 se calculaba que el 39 % de las personas de 18 años o más tenían sobrepeso y que el 13 % eran obesas.

 

El índice de masa corporal (IMC) es un parámetro muy conocido a la hora de hablar del peso. Esta razón matemática asocia la masa y la talla de las personas, clasificándolas en las siguientes categorías: infrapeso, peso normal, sobrepeso y obesidad. Se considera que alguien tiene sobrepeso cuando su IMC es superior a 25 y que es obeso cuando alcanza un valor de 30 o más. A pesar de su amplia utilización, cabe destacar que el IMC no es del todo exacto. Por ejemplo, no tiene en cuenta el porcentaje de grasa corporal.

Como muchas otras condiciones, la obesidad es el resultado de la relación entre los genes y el ambiente. Según estudios, los polimorfismos en diversos genes se pueden asociar a la ganancia de peso y la distribución de grasa corporal. De todas formas, no siempre es fácil encontrar una relación de causalidad directa.

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