El protector solar o bloqueador solar es una loción, gel, spray u otro tópico que evita o disminuye las quemaduras debidas a la exposición al sol. Ningún protector solar ofrece una protección 100% absoluta.
La ropa que bloquea o tamiza los rayos solares nocivos (UVA y UVB), junto con sombreros de ala ancha, gafas de sol y parasoles, son útiles para prevenir lesiones en los ojos y la piel pero no es lo suficiente para cubrirnos de quemaduras causadas por el sol. Cada uno de ellos por separado puede no ser suficiente para prevenir las lesiones por el sol.1
Normalmente, la probabilidad de desarrollar un cáncer de piel es mayor en personas que presentan gran cantidad de lunares.
Los protectores solares deben aplicarse entre 30 minutos y 2 horas antes de exponerse al sol. En general, deben reaplicarse después de haber pasado 50 minutos en el agua o si ha transpirado en gran cantidad o cada 2 horas fuera del agua. Siga cuidadosamente las instrucciones en la etiqueta del producto y pregúntele a su farmacéutico cualquier cosa que no entienda.2